La radio es espacio y tiempo, un programa es como una casa, un edificio sonoro que se construye de a poco, que se habita de voces, que se decora con canciones, con ladrillos sensibles se divide en piezas.
Siempre hay un plan, un destino, un diseño, pero toda muta en esta dimensión, porque el viento de la libertad va moldeando las estructuras, porque los que mudan sus orejas a este vecindario. Hacen y deshacen en diálogos abiertos
porque la casa se conecta con otros espacios y se tejen redes que comunican mas allá de los cercos y fronteras, y así el programa se inventa cada día con la efímera y espontanea materialidad de los días. Todos somos protagonistas en esta casa subversiva.