A 47 años del golpe de estado seguimos en las calles reclamando justicia y verdad, la historia siniestra de la dictadura sigue mostrando los cómplices escondidos. Ya fuimos por la junta militar y los principales responsables de los delitos de lesa humanidad, las obedientes fuerzas criminales que ejecutaron las ordenes y ahora es el turno de los civiles que ampararon, financiaron y promovieron el terrorismo de estado.
Marcos Levin es uno de esos empresarios argentinos corresponsales de la represión, entregó los delegados obreros a los chacales salteñas para deshacerse de cualquier obstáculo sindical y disciplinar al resto de los trabajadores.
El dueño de La Veloz del Norte brindó información de inteligencia, domicilios, datos sobre la actividad gremial, listas negras, aportó con vehículos, personal, estructura física pero también creando las condiciones sociales favorables para el accionar represivo, publicando a través de la Federación de Empresarios Salteños de Transporte solicitadas en los medios pidiendo públicamente que se aplicara la ley anti-subversiva e intervinieran los militares. Es la burguesía nacional que se benefició con el modelo neo-liberal que impuso Martinez de Hoz, que aplaudieron la derogación de las leyes laborales como el derecho de huelga, que aprovecharon la enorme transferencia que significó la estabilización de parte de la deuda privada jugada elaborada por Cavallo y Melconian que implicó el crecimiento descomunal de la deuda externa.
Detrás de Levin vienen otros asesinos de cuentas abultadas: Vicente Massot del diario la Nueva Provincia, Pedro Blaquier de Ingenio Ledesma y los dueños de Clarín deberán rendir cuentas ante la justicia por su complicidad con la dictadura, que ya sabemos que fue más que militar, porque el plan de exterminio era la única posibilidad para aplicar un plan político y económico neo-liberal al servicio de los grandes grupos económicos y del imperio norteamericano. Para eso se necesitaban asesinos, mercenarios y sádicos represores, pero sobretodo políticos, jueces, periodistas y empresarios que legitimaran y justificaran el genocidio y el régimen dictatorial.
47 años después la verdad histórica se hace justicia porque la memoria está en marcha.