Crónicas Filosóficas: El equilibrio por Guadalupe Reinoso

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Cuando sufrimos mareos o vértigo, el malestar se manifiesta como una pérdida de estabilidad o equilibrio. El mareo refiere a la sensación de movimiento, especialmente si estamos navegando en un barco. El vértigo, a una sensación de que las cosas a nuestro alrededor giran, o al miedo e inseguridad que nos provoca perder el equilibrio y caer al vacío desde las alturas. También, puede referir a la turbación en nuestros juicios y pensamientos. Así, el equilibrio, o hacer equilibrio, sugiere la idea de que el cuerpo lucha contra dos fuerzas opuestas y encontradas que se compensan para mantenernos en pie. En filosofía, especialmente en el periodo helenístico, el equilibrio puede ser pensado como como una búsqueda de moderación no solo para el cuerpo, sino también como una búsqueda de mesura o ecuanimidad para nuestros juicios y acciones. Para la columna de hoy quisiera explorar este ideal de equilibrio a través de la indagación de la idea de indiferencia con respecto a las afecciones o pasiones, y la de imperturbabilidad del alma frente a los juicios.