Muchas veces la filosofía es entendida como una actividad puramente teórica, abstracta y alejada de las cuestiones vitales y prácticas. Sin embargo esta forma de asumir la filosofía es un producto de histórico. Existe otra larga tradición que asume y practica la filosofía como una forma o arte de vivir. Así entendida, la filosofía no se reduce a producir saberes sistemáticos que se informan de manera despersonalizada; por el contrario, su propósito es modificar la existencia de quien la ejercita, forjar su carácter. Más allá de los modos en lo que la filosofía puede ser entendida, la propuesta para la columna de hoy es preguntar si es posible que construyamos, que modelemos nuestro carácter, nuestro modo de ser. Y cómo este trabajo de formación del carácter no se vincula con el fenómeno editorial de los libros de autoayuda.
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