Editorial 16/04/2019

Sos un microempresario me dijeron
saqué el monotributo
me compré el casco
tuve que alquilarles la caja que llevo pegada a la espalda
y salí a pedalear con la app en el celu
Somos muchos rappitenderos
la mayoría inmigrantes
otros estudiantes
todos jóvenes
no tenemos obra social, ni ART, ni vacaciones, ni seguros
somos monotributistas
pero son libres, sin horarios, sin patrones
nos repiten desde la empresa
rueden lo que más puedan nos piden
en los horarios picos somos miles
cruzando la ciudad apilando pedidos
cuando las piernas no te dan más
tenés hambre y llueve
saludarse con un compañero
se convierte en una bandera en el frente de batalla 
podemos recorrer 60 kilómetros por día
juntando 40 pesos por delivery
las propinas escasean
y el maltrato en la calle es cruel
parezco un dromedario sudado
al que miran con un desprecio indiferente
los automovilistas nos detestan
somos rápidos por necesidad
sino no cobramos y nos supenden
manejo chequeando el celu
calculando tiempos
imaginando una paga que siempre se demora
y nunca alcanza
Estoy controlado por satélites
me asignan y me despiden desde una tablet
pedal, pedal, pedal
girar, esperar, salir a mil
tracción a sangre
ayer murió un repartidor en Buenos Aires
un juez había exigido que se cumpliera con la ley de trabajo
que no se ponga en riesgo nuestras vidas
que nos permitan sindicalizarnos
pero el Ministerio de Trabajo porteño apeló
y Ramiro Cayola terminó su vida precarizada debajo de un camión
soy un trabajador explotado del Siglo XX
en una empresa del Siglo XXI
este es el futuro me dicen
pedalear, sudar, morir
suena el ringtone
calculo la distancia que podría cubrir en una hora
son diez chocolates
a alguien le pinto el bajón
doblo raudamente en una esquina
es el último pedido del día me digo
mientras la sombra de un colectivo
se estira sobre mi bicicleta

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