Que el espíritu subversivo no se vuelva recuerdo
que la furia obrera no se convierta en postal
que la rebeldía estudiantil no se acomode en un museo
a 50 años del Cordobazo
la subversión mediterránea brilla en su épica
pero parece de otra época
y esa sería su derrota
que ahora los enemigos de la protesta
se instalen como los administradores de su memoria
la ciudad sublevada hizo historia
desde el pueblo y para el pueblo
con los pies en las calles
con el grito de los barrios
toda esa gesta revolucionaria
no cabe en un suplemento
no se reduce a un acto ni a un día
el Cordobazo es una maquinaria popular
que multiplica su efecto en el presente
la potencia de sus actores
no es algo que nos habla del pasado
nos interpela en cada momento
sus consecuencias no fueron sólo inmediatas
tienen un poder que trasciende las efemérides
impugnan todo orden injusto
disputan todo gobierno autoritario
tejen nuevas articulaciones vitales
incomodan todo quietismo burgués
cuestionan todo relato instituido
exigen coherencia en la acción y el pensamiento
la continuidad de su herencia transformadora
es el mayor compromiso para evocarlo
no habla de lo que fuimos
sino de lo que podemos hacer
también nos interrogan sobre lo que nos pasó
a esta sociedad que desde el corazón de la nación
puso en marcha la subversión
y que luego sería golpeada una y otra vez por esa rebelión
sindicatos intervenidos
facultades cerradas
militantes encerrados, asesinados y desaparecidos
ajuste neoliberal y terrorismo de estado
la historia se repite en su dimensión trágica
en la versión de su farsa
pero el Cordobazo insiste con su pasión desbordada
contra la córdoba beata y conservadora
contra las clases pudientes
contra los patrones del hambre
contra la educación privilegiada
nos reclama
hijos del tiempo insurrecto
sucesores de la genealogía en lucha
el Cordobazo nos llama
no hay que mirar atrás
como un pretérito congelado
hay que mirar adelante
caminar dignamente con los muertos que nos quieren
vivos, dignos, despiertos
héroes colectivos
en una larga y eterna marcha
que no se extingue en la melancolía
que se enciende a cada hora
para construir un territorio libre
donde el fuego nos ilumine
mientras arden los explotadores
donde la piedra lanzada
marqué el rumbo compartido
donde la periferia asalte el centro
donde mirarnos a los ojos
sin la vergüenza de haber sido
y el dolor de ya no ser
