Editorial: «Hiperconectadxs»

Hay una hiperexcitación en las redes

decir algo rápido y contundente

mostrarse activo on line

la producción no necesita profundidad sino inmediatez

quién quiere escribir largo y complejo

si nadie está dispuesto a detenerse

la inquietante fugacidad con que se lee

los posteos se descartan rápidamente

el pensamiento es volátil

la reflexión dispersa

la crítica diletante

ya no hay desarrollo

todo es introducción y remate

que para un chiste está bien

pero para pensar y debatir no colabora

y encima las comunidades se homogeneizan

los algoritmos combaten la dialéctica

pero aún así no podemos generar algo colectivo

porque eso significaría reconocer las diferencias

para encontrar las convergencias

entonces replicamos, denostamos, adherimos o golpeamos

como pugilistas arrinconados y enceguecidos

en un teatro cruel y superfluo

las identidades se pixelan

pero el encuadre es el mismo

tecladistas maratónicos disparando ansiedades sin resolución

incursiones desesperadas en un sofisticado absurdo global

encadenados a dispositivos interconectados

adoramos la libertad de expresión

pero el pensamiento es cada vez más totalitario

hacemos simulacros de resistencias

para evitar el vacío de las existencias

declamamos revoluciones en las pantallas

con el me gusta de las corporaciones

jugamos en el patio del amo

piedra libre gritamos

pero nadie encuentra la salida colectiva

que orfandad de ideas

que desierto insensible

todo se convierte en gesto virtualizado

en desconfianza disimulada

nadie es lo que postea

nadie sabe a donde nos lleva

pero más vale subirse a la nave

que quedarse meditando en la orilla

preferimos naufragar sobre nuestros egos

que mirarnos desnudos de verdades

en la intemperie del misterio vital

solos en un tiempo enloquecido y arrogante

arrojados a la historia y al sueño

reducidos a un suspiro en el silencio universal

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