Una sensación apocalíptica nos corroe
series, películas, libros, pensadores
nos sitúan frente a un escenario trágico
totalitarismos, catástrofes, hambrunas, guerras civiles
acosan el futuro del planeta
sin utopías verosímiles
ni las comunas socialistas
ni el capitalismo predador
ni las tecnologías hedonistas
nada nutre el sueño colectivo
lo que tenemos es lo que perdemos
una pesadilla inmediata
frente a la que reaccionamos espasmódicamente
con la urgencia de un despertar
pero no hay lucidez
no hay memoria
no hay mañana mejor
sobrevivir
resistir
añorar
la desesperanza alimenta el conformismo
más de lo mismo
más de lo peor
los monstruos de la razón posmoderna
nos convocan a retroceder hacia un pasado prometido
que vuelvan los autoritarios
los mercaderes
los ejércitos
que se restaure el orden de los cementerios
frente al caos que engendraron
control y disciplina
sus respuestas no admiten otras preguntas
su salvación es nuestra condena
pero si nadie cree en la revolución
lo viejo se vestirá de novedad
el dominio será inexorable
la trampa será perfecta
con el miedo apocalíptico
regresaremos al paraíso perdido
ese mundo desquiciado e infantil
plagado de pastores mediáticos
de privilegios y jerarquías
mientras el rebaño alienado
camina ensoñado hacia el matadero