Editorial: «Osvaldo»

Les jodió la navidad a los ateos que todavía se resignan a festejar el mito cristiano

La iglesia siempre estuvo en su mira

desde que los capellanes del ejército argentino

acompañaron las masacres patagónicas

bendiciendo el fusilamiento de los sindicalistas rebeldes

justificando divinamente el saqueo y exterminio de los pueblos originarios

escucharlo era incómodo

porque nos ponía en el lugar de asumir una posición ética elemental

las grandes tragedias humanas necesitan de complicidades colectivas

pero también reclaman las insurrecciones individuales

por eso Severino Di Giovanni

por eso Ernesto Guevara

por eso Paco Urondo

por eso Osvaldo Bayer

y tantxs más

que no renuncian jamás a la belleza de las ideas

por más difíciles, utópicas o anacrónicas que puedan presentarse

en un mundo que premia a lxs que se acomodan

que monetariza los valores

que provee de certezas virtuales a cambio de resignar preguntas

Osvaldo es un gigante en una aldea de enanos

en acción y en conciencia nadie le llegaba cerca

al menos desde la intelectualidad anodina

y mucho menos desde el periodismo mercenario

Osvaldo viajaba para nutrirse de las batallas más olvidadas

obrerxs, estudiantes, aborígenes

siempre contaban con su mirada solidaria

y su palabra activa contra todo poder

Osvaldo se fue con un whiski en la mesa de luz

y la voz de Marlene Dietrich en el viejo tocadiscos

Osvado nos dejó pilas de libros que leer febrilmente hasta la madrugada

en su Tugurio anarquista

aún podemos reunirnos lxs libertarixs

a celebrar que la lucha no se muere

que la victoria será colectiva

que la humanidad tiene un destino fraterno

en tanto exista alguien que diga no

y que haga algo con su puño

lo levante

golpee los opresores

y abrace a lxs que no nos damos por vencidxs

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