en una esquina central de Nueva Córdoba
centenares manifiestan contra las medidas de aislamiento
enfrente otro centenar hace cola para hisoparse
los que protestan piden el cese de las restricciones
los que se testean rezan para que no les toque el suplicio de la infección
porque enfermarse de Covid hoy puede ser un pasaporte fatal
esperando una cama de terapia intensiva
gestionando el oxígeno de un respirador
sometidos a la burocracia de una obra social
o abandonados en el deterioro de los hospitales públicos
pero allí entre banderas celestes y blancas
el rebaño parece inmune a la catástrofe pandémica
como si no pudiera reconocer los miles de cadáveres cremados
los millones de sobrevivientes con secuelas en sus organismos
bebes, niñxs, adolescentes, gestantes, adultos y mayores
que agonizan y pelean por sus vidas
enfervorizados por un cambalache discursivo
que pone la economía sobre la salud
que reivindica las libertades individuales
sobre los derechos esenciales
que agita el fantasma del comunismo
pero reivindica el autoritarismo del mercado
que se nutre de conspiraciones y noticias falsas
pero exige vacunas en un mundo que las distribuye de manera injusta
justamente de acuerdo al espíritu capitalista
y su meritocracia canibal
salen a jugarla de rebeldes
pero son egoìstas
son necios
poco sensatos
muy peligrosos
altamente tóxicos
porque si hay una guerra afuera
no es contra un virus
es contra todo la idiotez que venimos soportando
esa que defienden contra cualquier prueba
porque ellos quieren salvarse a costa de otros
ellos quieren bailar sobre las tumbas de otros
pero saben que posiblemente mañana estén en la otra vereda
en la angustiante espera de un resultado negativo
en la dolorosa convalecencia de un cuerpo afectado
en la inminente amenaza de una muerte que se podría haber evitado

La casa democrática
¿Despertamos en otro país?¿Acaso ese país estaba pero no podíamos escucharlo?Y no hablo de las