En la primera columna de una nueva temporada de Crónicas Filosóficas, Guadalupe Reinoso nos invita a pensar sobre la ternura.
Cuando pensamos en la ternura pensamos en ciertas expresiones cálidas de cariño, en alguien sensible y amable. También en un modo de lo femenino, especialmente asociado a un sentido protector de lo maternal. Otro modo ha sido el asociado a formas de educar, una pedagogía de la ternura como opuesta a los métodos rígidos o abusivos de la enseñanza. En los últimos años he encontrado a la ternura pensada como clave para la deconstrucción de las masculinidades en términos de expresión de la vulnerabilidad. Sin embargo no he encontrado que la filosofía se ocupe de la ternura de modo directo. Para la columna de esta semana quiero explorar filosóficamente a la ternura: ¿Es un afecto-pasión? ¿Es una virtud? ¿Es algo que hacemos o que somos?