Los noticieros hablaban de un virus chino
era algo extraño y remoto
no tenemos que preocuparnos decía el presidente
que se mantenía aislado en un paraje de la Patagonia
no podemos parar el país
repetía un coro de empresarios con cargos en el gabinete
trabajadores informales viajaban apretados en trenes rigurosamente vigilados
nadie podía ausentarse de su puesto
salvo los afiebrados que detectaban en los puestos sanitarios
en ese caso eran trasladados a campos de aislamiento forzado
donde la mayoría moría sin ser despedido
finalmente esos cuerpos infectados eran enterrados en fosas comunes
el resto seguía produciendo su cuota de sacrificio
para beneficio de una elite que acumulaba riquezas
en cuentas secretas en alguna isla financiera
mientras se atrincheraban en fortalezas
construidas en las periferias de las grandes ciudades
donde nadie que no tuviera un millón de dólares podía entrar
sus hijos se formaban en colegios y universidades europeas
mientras las escuelas públicas eran pozos sin salida para las mayorías
según el índice de vidas útiles aprobado por el FMI
en el país sobraban pibes y ancianos
la pandemia gripal era un mecanismo regulatorio extraordinario
necesitamos gente sana para ponerle el hombro a la crisis
no podemos seguir subsidiando a los más débiles
repetían los spots que circulaban en las redes
nada decían sobre los privilegios que sostenían con sus esfuerzos
pero tampoco podían quejarse o criticar ese status quo
un sistema digital evaluaba las conductas sociales
de acuerdo al nivel de obediencia y productividad
el meritocrometro calificaba a las personas
y les permitía acceder a ciertos de beneficios
un televisor conectado a la industria de la cultura y la información
un celular que les permitía conversar con otros del mismo nivel
un día de esparcimiento en un centro comercial
esos eran los lujos aspiracionales de una clase media
que vivía confinada en pequeños habitáculos
apilados en torres de cemento en urbes irrespirables
desde allí teletrabajaban jornadas enteras
que apenas les garantizaban sobrevivir
y mantenerse un poco distanciados
de las masas infectadas y empobrecidas
es que el virus arrasaba en las villas miserias y los barrios populares
los cálculos más optimistas trazaban una mortandad del 70 por ciento en esos lugares
los más pesimistas proponían que ante la falta de mano de obra
deberíamos abrir la fronteras para nuevos inmigrantes
que venían escapando de las dictaduras de Chile, Bolivia y Brasil
no todos nos podemos salvar
la vida no es gratis pero la muerte si
eran los slogans del necrogobierno
desperté angustiado
fue una pesadilla me dije
pero cuando abrí los diarios
sentí el terror en los huesos