Una radiografía de Nayib Bukele

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Nació en una familia adinerada, su padre era un importante empresario de la capital, cursó algunas materias universitarias, pero finalmente optó por los negocios. Regenteó una discoteca nocturna, dirigió una de las empresas familiares. Esa agencia de publicidad lo contactó con la política, el principal partido de la izquierda que había pasado de las armas a las urnas lo contrató como estratega de campaña, así finalmente decantó en alcalde de una ciudad periférica. Desde allí comenzó a cimentar su imagen, publicidad callejera, actos espectaculares y un inédito manejo de las redes sociales, a pesar de que el municipio terminó endeudado al borde de la quiebra el joven quería más y fue por la intendencia de la capital.

Su estilo fresco y sus discursos estudiadamente improvisados le dieron aire de renovación en una clase política añejada, desde allí se dedicó a obras faraónicas que implicaron un daño patrimonial a la ciudad histórica y otra vez un endeudamiento acuciante, las cuentas nunca cerraban pero tampoco se publicaban, tenía el récord de pedir, gastar y nunca rendir cuentas, rompió con el frente político que lo contenía cuando sintió que era un lastre para su carrera presidencial. Así dio un salto abismal hacia un pequeño partido de derecha con un aceitado mecanismo de estudio de los votantes, utilizando algoritmos de las redes sociales consiguió ir ajustando las propuestas a lo que entusiasmaba a la población.

En poco tiempo consiguió hacerse presidente , la pandemia lo ubicó como un referente del más estricto aislamiento y su maquinaria publicitaria distorsionó los datos reales de muertos por COVID. Así comenzó a enfrentarse con la prensa nacional, poco después instaló un sistema de dolarización y el flujo libre de criptomonedas. La economía no repuntaba, la deuda externa se multiplicaba y decidió ir contra la Asamblea Legislativa, con militares y policías echó a los congresales, y llamó a nuevas elecciones. Luego hizo lo mismo con la Corte Suprema y la Fiscalía Nacional, a nivel internacional su imagen tiránica generaba desconfianza, pero un nuevo golpe de efecto estaba en camino. Por decreto suspendió excepcionalmente las garantías constitucionales, permitiendo la represión indiscriminado y las violaciones continuas a los Derechos Humanos, bajo el pretexto del combate a la delincuencia, detrás queda la sospecha de un pacto oscuro con los jefes de las pandillas para bajar la tasa de criminalidad en las calles y desarrollar un plan de exterminio sobre los sectores juveniles marginales. Así creó la cárcel más grande de América Latina en el país más pequeño del continente.

Su nombre es Nayib Bukele, el ideòlogo de un pragmatismo de derecha que se vende en los kioscos del neoliberalismo como la formula a seguir, pero se trata de un niño rico con ilimitadas ansias de poder, que puede reunir los atributos de cualquier dictador latino, los artilugios de los algoritmos digitales, el manejo publicitario en las redes, la impronta neoliberal en sus politicas y el autoritarismo antidemocratico que lo convierte en el nuevo paladìn del neofascismo lationoamericano.